Hola hermosos soñadores :)
Mi querida bloggosfera, ¿cómo les fue el día de hoy? espero de lo mejor, su servidora no puede estar más feliz ya que en estos momentos se encuentra en la playa :D No saben la falta que me hacía venir aquí, por fin salir del frío de mi ciudad y venir a tomar sol junto al mar, no hay nada como el calor *-*
Bueno, dejando atrás mis divagaciones, me alegra saber que ya he encontrado otro libro donde puedo recopilar momentos para mis retos, ¿no es genial? así que paso a dejárselos ;)
Autor: José Ignacio Valenzuela
Nombre del gato: Azabache
Nombre del dueño: Quiero pensar que Rosa, la cacera de la casa en donde Ángela se queda, lo pienso porque ella fue quién dijo como se llamaba, pero quién sabe.
Características del gato: Negro, molestó, le gusta asustar a Ángela.
Fragmento que lo comprueba:
"De pronto, algo rozó su pie descalzo bajo la mesa. Ángela dio un salto y un grito que los asustó a todos: de entre las patas de su silla irrumpió el gato negro, distante y despectivo, que con toda la calma del mundo atravesó la cocina y se metió tras uno de los muebles.
-Vas a tener que disculpar a Azabache -dijo Rosa-. Le encanta hacerle bromas a los recién llegados.
Ángela sólo consiguió esbozar una mueca que inútilmente intentó disfrazar de sonrisa. Era muy difícil disimular que detestaba a ese animal".
Capítulo 15, página 113.
Ángela Gálvez ~ Hacia El Fin Del Mundo, José Ignacio Valenzuela
"En el preciso instante que sus zapatos tocaron la pasarela metálica que desplegaron desde cubierta, el cielo tronó y dejó caer un aguacero que parecía anunciar el fin del mundo. Cortinas de agua le cerraban el paso a medida que intentaba avanzar por el muelle, en busca de algún alerón donde protegerse. El diluvio se extendió, esfumando el paisaje y borrando incluso el negro de la noche. El abrigo de pluma de ganso no fue suficiente para contener el agua y, de pronto, Ángela sintió que algunas gotas heladas empezaron a escurrir por se espalda. Se acomodó bajo un techo de lámina que a duras penas contenía el embiste de metralleta que resonaba al caer. Pero aún ahí, ovillada y cubriéndose la cabeza con ambas manos, sentía que el fango espumoso del suelo se la tragaría en cualquier momento"
Capítulo 6, página 52.
Con amor siempre.
Jessie